viernes, 4 de noviembre de 2011

¿Por qué vegetariano?

No voy a hablar de la crueldad de los mataderos, ni nada por el estilo. Todos hemos oído hablar de eso demasiadas veces, y seguramente en cualquier otra página de internet encuentren más información que la que pueda escribir yo. Solo voy a explicar, por qué lo soy yo.

En mi familia siempre se consideró que era importante que los niños creciéramos con animales, y desde que tengo memoria así ha sido. Los primeros en entrar en la casa, fueron los patos. Pero claro, cuando son pollitos todos jugamos con ellos, pero, ¿qué se puede hacer cuando los patos crecen? Comérselos, por supuesto. ¿Qué importa quién se haya encariñado con ellos? La comida es comida

Si bien a mi padre siempre le han gustado los animales, más le gustan recién salidos del horno. Yo misma siempre me dije, la naturaleza nos hizo omnívoros por algo.

Y fue entonces cuando murió la coneja. Sí, un conejo es un animal del que no se puede esperar demasiado. No es que sea muy listo, ni que pueda expresarse como haría un perro. Pero ese mismo día, recuerdo qué comí conejo justo antes de verla enferma, y de alguna forma me imaginé comiéndomela a ella.


¿Por qué hay animales que nacen con el privilegio de ser nuestros juguetes, y otros solo nuestra comida? ¿Qué diferencia hubiera habido de nacer ella, o cualquier otra de nuestras mascotas en un criadero industrial para carne? ¿Por qué el simple hecho de nacer de una especie o raza, ya es razón justificada para que tengan un final y no otro? el gato que durmió a los pies de nuestra cama, o el perro con el jugamos siendo niños, de ser comida, ¿nos los hubiéramos comido sin importar el cariño que pudiéramos o no tenerles? ¿O el que ellos pudieran tenernos a nosotros?

Decidí entonces que jamás volvería a comer conejo.

Fui entonces a la casa de mi abuela, para ver a la oveja que acaba de quedarse preñada. Y luego nacieron los corderitos. Y los vimos crecer. Y los vimos despellejados y metidos en una bolsa de congelados en la nevera. Una cosa es comprar el chuletón en el Mercadona, y otra es comerte a los animales que has acariciado, que has tenido en tus brazos. Pero ese chuletón fue una vez un animal. Un animal que pudo haber sido mascota de alguien. Mi bisabuela llevaba siempre a su cerdo a la playa a bañarse, y lo paseaba con más cariño del que tuvo por ningún perro. Y luego llegó navidad y Chon Chon se convirtió en asado.

Porque me he pasado casi toda mi infancia en una granja, cualquier trozo de carne envasada es aquel animal con el que jugaba entonces.

No me importa que seamos omnívoros. Que en la naturaleza unos animales se devoren a otros. Porque se supone que nosotros podemos elegir. Y eso hago.


1 comentario:

  1. ¡Hola!
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